Sufres por nuestra condición humana
y acudes a nosotros con premura,
eres Tú la fantástica sutura
que quita pecados de mi alma insana.
Y Te vas por el mundo a pecho abierto;
milagroso, solemne, invulnerable,
cargando una verdad incontestable
paseas, platicando en el desierto.
Nos hablas de amor incondicional,
del perdón y del buen samaritano,
y gracias a Tu candor fraternal
siempre nos tiendes Tu divina mano,
invitándonos a seguir Tu paso
hasta alcanzar; en el ciel, Tu abrazo.
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