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martes, 4 de agosto de 2009

Dios es de todos

Dios es de todos
es para todos,
para el ateo,
para el pagano,
para el sagrado,
para el profano,
para el hereje,
para el cristiano.
Dios es de todos
sin excepción,
pues su pasión
es la vereda
que del amor
perfecto
e incondicional
borbota
eternamente
y al infinito.
Dios es de todos
y para todos,
y como hermanos
quiere sentirnos,
El quiere vernos
fraternizar
y no matarnos
por su Verdad…
Solo Dios
conoce toda la verdad
acerca de Dios.

A Dios me entrego

A Dios me entrego
con todo el fuego
que me acrisola;
con todo el cierzo
que me congela:
con todo el miedo
que paraliza:
con todo el odio
que me condena.
A Dios me entrego
para que sane
todo el pecado
que me aprisiona,
para que borre
todo el dolor
que me atormenta,
para que estalle
aquí en mi pecho
todo el amor
que El nos regala.
A Dios me entrego
y así cincela
sus mandamientos
a sangre y fuego
en mi corazón.
A Dios me entrego
y con pasión.

En Dios confío

En Dios confío
aunque me abatan los huracanes,
aunque me asalten feroces fieras,
aunque me quemen en mil hogueras,
aunque me lancen al precipicio,
en Dios confío.
El es mi manto,
El es mi escudo,
El es el canto
que yo procuro.
El es mi aurora
y mi silencio,
El es la flora
que yo presencio
y nutre mi alma
con su gran calma.
En Dios confío,
completamente:
Tú eres rocío
para mi mente
y en mi albedrío
naturalmente
yo te hago mío
eternamente.

Dios es el Todo

Alfa y Omega
Principio y Fin:

Dios es el todo,
Dios es la nada:
la primigenia
la que da origen
a la vida
al amor
al deseo
al espanto
y al encanto
de sentirnos
tan amados
por un Dios
omnipotente
mágicamente.

La diferencia entre creer en Dios y no creer

La diferencia entre creer en Dios
o no creer en él
no reside en la verdad absoluta
sino en la interpretación que damos a la vida
y al acontecer cotidiano.
No podemos probar la existencia de Dios
y tampoco su inexistencia,
así como no podemos probar que haya o no
vida después de la muerte.
Lo cierto es que si Dios existe
trascendemos la muerte
y si no existe, nadie sabe;
y vivir con el temor a la desaparición
de la conciencia, post-mortem
es terrible,
prefiero saber que sufriré en el infierno
a saber que no seré, después de muerto.
Y tú ¿qué opinas?

Mi última esperanza

Soy feo, horrible, desgarbado.
Soy tonto, imbécil, necio, neurótico.
Soy inicuo, impío, indecente, impuro.
Soy terriblemente pecador.
Soy débil, tan frágil,
inútil e impotente.
Soy tan poca cosa,
tan diminuto,
apenas estiércol,
bacteria que come estiércol;
soy.
Y es tan fácil tentarme
y es tan fácil caer
una y otra y otra vez
en los abismos más profundos;
y bajar a las simas más obscuras,
donde el odio reina indiscutido;
y el rencor, el resentimiento, la ira
y esa insaciable sed de venganza
roen corazones blandos
como ratas de cañería.
Los abismos de lujurias,
envidias, soberbias, codicias,
gulas y perezas,
apatías y tristezas
sofocando almas de caínes
bajo el peso de pasiones exacerbadas…
¡Qué difícil es vivir preso dentro de estas carnes!
¡Qué terrible es tolerar el encierro detrás de nuestras pieles!
¡Qué infernal es el vivir atrapado por estos vanos instintos!
¡Esclavos somos de la vida y de la muerte!
¡Esclavos pues del temor y de la suerte!
¿Quién nos librará de esta tortura?
¿Quién me sacará de tan marmóreo ataúd?
¿Quién disipará las tinieblas del pecado
que me engullen como féretro al cadáver?
En Ti confío, Yahvéh;
en Tu hijo amado
Tu hijo prodigo confía;
en la Luz inenarrable
de Tu Espíritu Santo
depongo mi última esperanza.
¡Hágase conmigo según tu Santísima Voluntad!
Amén…

Amor inmerecido

Confieso que Te amo;
y ¡qué maravilla de maravillas!:
Tú también me amas,
¡y no me necesitas!
Tú puedes crear amados
de las mismas piedras,
del mismísimo lodo.
Tú puedes borrar el Universo entero
de un solo plumazo,
y recrearlo íntegro
a partir de la nada.
Tú Omnipotente,
no me necesitas en lo absoluto
y aún así… ¡me amas!
Y me amas con amor incondicional,
infinito, eterno y perfecto.
Gracias Yahvéh;
gracias te doy
por tanto amor inmerecido.

Vivir sin Tu Gloria

Te amo tanto, tanto, tanto
que renunciaría a la vida eterna
por un solo abrazo tuyo.
Vivir en Tu ausencia
es como el boquear inútil
del pez fuera del agua.
Vivir sin Tu Gloria
es como el aletear vano
del pájaro herido
sobre las arenas del desierto.
¡Cómo te extraño, Yahvéh!
¡Cuánta falta me haces!