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martes, 1 de noviembre de 2011

Los Hijos de Dios



No es por soberbia que digo lo que enseguida refiero:

Hasta donde la razón me bendice,
sé bien que no es gato el hijo del perro
ni es ratón el hijo del gato,
más bien el refranero popular
suele aclarar
que el hijo del gato come ratones;
y de tal palo tal astilla
y nunca cae la semilla
lejos de su arboleda.

(Y el gusano hace la seda)

Por tanto, es evidente
que siendo hijos del Dios vivo
-Y esto lo afirmó Cristo-
somos su misma cepa...

Sol de Sol, luz de Luz
amor verdadero de Amor verdadero

Y ya lo dijo Fromm antes que yo lo dijera
que es destino de cualquiera
el terminar siendo dioses
pues de Dios hemos venido
y por Dios y para Dios estamos vivos.

Pues de Dios hemos venido
y hacia Dios hemos de ir
como dioses consentidos...

II


Para qué crees que el Hombre,
animal humano y divino;
coquetea con la inventiva
 y con la creatividad...
¡Es entrenamiento!

¡Si! entrenamiento
para sus futuros despliegues
en aras de la divinidad
para la cual fue concebido.
Porque de Dios venimos
y hacia Dios hemos de ir;
e iremos como perfectos hijos
de nuestro Padre celeste;
como dioses...como dioses.

Hijo de gato...gatito
Hijo de perro...perrito
Hijo de Dios...diosito...

Digo ¿NO?


1 comentario:

JBF mx dijo...

Está en el Antiguo Testamento y en el Nuevo en boca de Cristo: "dioses sois"... De ahí la responsabilidad sobre el propio destino, de esta libertad que no tienen los demás seres vivos: la autonomía existencial, que nos permite ser escritores de nuestra propia biografía, que obviamente escribimos no con tinta ni grafito sino con elecciones libres; de ahí también la posibilidad de salvación o de condena. Dios ofrece la salvación, ¿quiénes tendremos el valor de aceptar tan magnífico don?